miércoles, 21 de octubre de 2009

Escritura autobiográfica (Segunda Parte)


Era un día soleado de Abril. Yo cumplía 7 años.
Me regalaron una bicicleta más grande de la que tenía, color azul con canasto blanco. Luego de sacarme varias fotos con mi regalo salí a la calle a estrenarlo.
Al intentar sentarme, los pies no me llegaban al suelo ni a los pedales, entonces me caí. Cuando impacté contra el piso se vino la noche de repente. Esto era un ¡¡infierno!! Sentí que las luces de la cuidad comenzaron a apagarse y la oscuridad cubrió todo a su paso, en un momento el cielo se tiño de rojo y el césped empezó a incendiarse de golpe.
Las personas corrían para esconderse, protegerse y yo ahí, inmovilizada mirando como lo que estaba a mi alrededor cambiaba, en un solo instante.
Quedé en medio de la nada, era un desierto ardiendo en llamas… Pero en el horizonte, allá, lejos de mí nacía una luz, blanca, brillante y pura. ¡Cada vez se hacía más grande! Lo que se consumía en el fuego volvía a renacer gracias a ella. Al crecer más y más ese gran destello luminoso me enceguecía. De pronto escuche voces ¡las conocía! Pero únicamente eran voces, no aparecían las personas… Pensaba en ellas para no perder las esperanzas ni la fe, quería que el tiempo no hubiera transcurrido pero un miedo muy fuerte comenzó a manifestarse en mí, fue allí cuando una potente luz disminuyó su resplandor… Asombrada y confundida por lo ocurrido cerré mis ojos, no podía ver semejante desastre. Rogaba que mi vida fuera como antes.
En mi mejilla sentí una caricia, fría y rápida entonces abrí los ojos. Al hacerlo ¡SORPRESA! Estaba igual que antes, no había desaparecido nada, el cielo estrellado y más lindo que nunca.
A mi lado estaba mamá, no pude resistirme, entonces le conté lo sucedido a las apuradas. Ella comenzó a reírse y me contó que al caerme me desmayé, que la caricia fría y rápida era una cachetada para ver si reaccionaba, la luz vista a lo lejos era de una linterna.
Lo ocurrido me dejó un mensaje, el cual debía aprender… “Por una simple caída no te quedes tirado, levantate, lucha con más fuerza, no pienses que tus sueños no se realizarán, si es posible cambialos para mejor. Por más que te quieran opacar porque te caíste o te equivocaste, has oído sordo, sé indiferente… Además siempre hay una luz fiel que te va a acompañar a dónde quiera que vayas… Sólo trata que no se apagué cuando tengas miedo”.

Escritura autobiográfica (Primera Parte)


Al cumplir los 7 años llegué a mi casa después de salir de la escuela y me encontré con una sorpresa. Me habían comprado una bicicleta. Sentí mucha alegría, pues era mi segunda bici y más grande. Luego de que me saqué varias fotos, salí al patio a probarla.
La primera dificultad que encontré en ella fue que tenía el asiento muy alto y al intentarme sentarme, los pies no me llegaban al suelo ni a los pedales, entonces caí y me pequé un semejante golpazo.

Autorretrato I ("10 cosas que sé")


1) Sé que Dios existe. En distintas oportunidades el destino quiso arrebatarme a mi familia, pero logramos salir adelante trabajando en conjunto y con fe.

2) “Nunca te des por vencido”. Es una frase que siempre pienso cuando las cosas no salen como yo quiero. Trato de pensar en el objetivo que deseo alcanzar y vencer los obstáculos que se presentan. Aunque no siempre soy vencedora.
3) Todavía estoy tratando de
aprender a ser constante. Empiezo con muchas ganas una actividad, pongo mi 100% y luego cuando pasa el tiempo se me van las ganas. Y comienzo a holgazanear hasta que la dejo.
4) Lo que sí pude vencer
fue el miedo a los sapos. De chica, me aterraban, me producían escalofríos y repugnancia. Ahora los veo como animales inofensivos sin ningún tipo de maldad.
5) En una película
que vi hace tiempo, “Con la frente en alto”, la que se trataba de la lucha de un soldado contra la corrupción de su pueblo, admire la valentía, sus valores y sus ideales.
6) Mis amigos y yo compartimos todos los días momentos únicos. Mañanas y tardes en el colegio llenas de alegrías y tristezas, muchas golosinas y hablando de bastantes temas en general.
7) Sé que, cuando estoy bajoneada,
me pongo a reflexionar un rato sobre lo que me pasa, cuando me doy cuenta que no da para pensar más, lo que más me ayuda es escuchar música para relajarme y liberar todo tipo de pensamientos y tensión que me perturbe.
8) Mi familia,
o sea mi papá, mi mamá y hermano, me enseñaron que la vida no siempre se gana ni tampoco siempre se pierde. También me enseñaron a ser solidaria, educada, a respetar a los demás y hacerme respetar.
9) Viajar para mi,
es una diversión además de permitirme descansar, deja recuerdos imborrables. Puedo disfrutar del encanto de los paisajes, las costumbres de la gente, despejar la mente.
10) Un instante puede mostrarte que la vida hay que apreciarla. Yo me quejo porque no tengo esto o porque no tengo aquello, pero al ver cómo viven esas personas del extranjero (ej. África) que no tienen nada. Me hace reflexionar y pensar que puedo vivir con lo que tengo sin quejarme por lo que no tengo.

martes, 6 de octubre de 2009

Autorretrato



Julieta Anahí Cabral


2 de Abril de 1993






¿Alguien sabe quién soy?


Puedo ser morocha como rubia. Puedo ser bajita como alta. Puedo ser amiga como enemiga. Puedo ser de tantas maneras pero detrás de todo esto hay un caparazón que me cubre desde hace años. ¿Alguien sabe quién soy?
¿Alguien puede decir o descubrir cómo soy?
Dos grandes preguntas, sin respuesta aparente.
A menos que sea un destello de luz o el canto de un grillo. Quizá una mañana de otoño, o un solo de violín.
Muchas dudas invaden mi cabeza ¿quien soy?, ¿Cómo soy? ¿Qué deseo?
No estoy segura de nada, dudo, temo, hasta tiemblo por dentro, y sin embargo, me bastan mis propias fuerzas para triunfar, para sortear obstáculos y así llegar al lugar que deseo.
Si me esforzara, podría poner esto en verso, pero quizás ni siquiera así lograría un efecto.